Existen 4 fases en la educación afectivo sexual por las que todos los niños pasan en función de su evolución y su desarrollo. Lo que ocurra en cada una de ellas será determinante. El papel de madres y padres es clave, ya que los valores que se transmitan desde casa marcarán cada etapa.

Las 4 fases de la educación afectivo sexual
Afecto
Es la relación que se establece con personas con las que existe un alto vínculo emocional: compañeros de clase, vecinos o profesores, a través del juego y la convivencia.
Amistad
Personas con las que hay una conexión más profunda. Se comparten intimidades y se genera confianza. Requiere tiempo y seguridad emocional.
Sexualidad
Implica atracción y deseo. Es diferente al afecto familiar o de amistad. Surgen las caricias, besos y el deseo de compartir intimidad física.
Sexo
Última etapa, a la que se llega gradualmente cuando hay preparación emocional. Aparecen los genitales como protagonistas y se integran todas las fases anteriores.
¿Por qué es tan importante la educación afectivo sexual en casa?
Lo que los niños ven en casa lo replican. Si observan respeto, cariño, comunicación y cuidado, tenderán a reproducirlo. Si ven lo contrario, también lo aprenderán.
Educación afectivo sexual: claves para madres y padres
- Transmitir valores con los que se identifiquen: respeto, autoestima, igualdad.
- Hablar del cuerpo sin tabúes: cómo funciona, cómo se siente, cómo cuidarlo.
- Dar confianza y seguridad para que puedan hablar, expresar o decir que no.
Ejemplo práctico: ¿por qué informar es empoderar?
Si empezamos un trabajo sin saber qué hacer, dependemos de los demás. Lo mismo ocurre en el sexo. Si no conocen su cuerpo, sus genitales o sus deseos, no podrán comunicarlos. Esto los hace vulnerables y reduce sus posibilidades de disfrutar.
Con una buena educación afectivo sexual se fomenta la confianza, la capacidad de decir que no, y se evita que el otro “lleve el mando”.

Conclusión: educar para prevenir
Una buena educación afectivo sexual ayuda a desarrollar relaciones sanas, igualitarias y placenteras. También previene la violencia de género y el abuso.
Si te interesa este tema, te recomiendo leer también nuestro artículo sobre cómo hablar de sexo con niños y adolescentes.
